La experiencia de conocer las tierras santas salesianas de las que tantas veces se nos ha hablado en nuestro pequeño oratorio ha sido de las experiencias más fuertes de nuestras vidas y que quedará marcada para siempre en nuestros corazones.

Las primeras horas de autobús, aunque se hagan eternas, nos sirvieron para encontrarnos con las personas con las que habíamos compartido todo el verano entre campamento y campamento y las paradas para seguir conociendo gente. El primer día al llegar a Barcelona el colegio ya estaba lleno de chavales de todos lados bailando y cantando y haciendo participe a todo el mundo. La Barcelona salesiana tiene muchos secretos guardados y la historia de Doña Dorotea de Chopitea ha quedado en nuestras memorias. El tercer día de nuevo de viaje nos dejó a los pies de la imponente basílica del Colle Don Bosco.

Aunque dormir en el suelo con un colchón muy finito no es lo que esperábamos ni el catering era el mejor del mundo todo era aceptable en esta experiencia.

El imponente Cristo resucitado de la basílica nos recibía en la mañana y era un momento de oración ante tan solo la madera que recubre la increíble basílica de Don Bosco. Conocer Chieri y los pueblos salesianos del piamonte italiano donde se vivió la historia salesiana es bastante imponente pero nada tan imponente como Valdoco y la gran Basílica de María Auxiliadora.
Desde el primer momento que cruzas esa puerta sabes perfectamen lo que se ha vivido en ese sitio y que eres uno más de esta historia que perdura 200 años después de comenzar y que rodeado de 800 jóvenes como tú descubres la pequeñísima parte que somos cada uno dentro de la gran obra salesiana.

Las horas de bus de vuelta y demás no merecen ni mencionarlas porque después de la semana vivida todo era nada y cualquier detalle o conversación que se haya vivido en ese lugar tan mágico quedará en nuestra memoria para siempre con todas las imágenes que nos hemos traído.