Cuando el paje real llega al colegio, los niños se emocionan mucho y lo reciben con alegría y expectación. Generalmente, el paje real lleva puesto un traje colorido y vistoso, característico de la época navideña. Además, suele llevar consigo una gran bolsa llena de dulces para repartir entre los niños.
Durante la visita, el paje real se dirige a cada niño de manera individual, se le acerca, escucha su carta y le pregunta qué desea recibir de regalo en Navidad. También les recuerda que deben ser buenos y obedientes para merecer los regalos que piden. Es un momento mágico y emocionante para los pequeños, quienes disfrutan de la visita del paje real y la oportunidad de expresarle sus deseos.
La visita del paje real a los alumnos de infantil es una tradición que forma parte de las celebraciones navideñas en muchas escuelas. Es un momento especial en el que los niños pueden entregar sus cartas y vivir la magia de la Navidad de cerca.
A media mañana los alumnos de infantil se reunieron para disfrutar de un divertido cotillón. El ambiente estaba lleno de alegría y emoción, ya que se acercaba el momento de despedirse de sus compañeros y maestras.
El patio se encontraba decorado con globos de colores, y serpentinas. En las mesas, se sirvieron patatas fritas y refrescos para acompañar la fiesta. Pero lo más emocionante para los pequeños fue cuando vieron las botellas de champán.
Los juegos no podían faltar en esta celebración. Había una variedad de actividades para entretener a los niños. Los pequeños bailaron y rieron sin parar, creando recuerdos inolvidables de su último día de colegio.
A medida que se acercaba el mediodía, los niños contaban ansiosos los minutos para el momento más emocionante de la noche: el conteo regresivo para recibir el nuevo año. Cuando el reloj marcó las doce en punto, estallaron los confetis y los pequeños brindaron con su champán sin alcohol, gritando «¡Feliz Año Nuevo!» entre risas y abrazos.
El último día de colegio fue un día lleno de diversión, emociones y despedidas. Los niños guardaron en sus corazones esos momentos especiales compartidos con sus amigos y maestras. El cotillón, las patatas y el champán fueron solo una parte de la celebración, pero el verdadero valor estuvo en la alegría y la felicidad que reinaron en ese día tan especial.